Para los más ancianos del lugar, el título Audacia en el Desierto supone un aldabonazo en lo más profundo de su corazoncito de aficionados a Mutantes en la Sombra.

Por razones que no vienen ahora al caso, aquel proyecto jamás llegó a materializarse aunque en cuanto J&F Garzón tuvo oportunidad de sacarse la espina de lo ocurrido en la editorial a mediados de los noventa del siglo pasado, Iraq y Kuwait surgieron en el tejido de la tercera edición como si hubiesen estado esperando la oportunidad de aflorar bajo las arenas del desierto a poco que alguien se tomara la molestia de apartar algunas piedras y soplar sobre el abundante polvo del suelo.

Leer a J&F siempre es una delicia, no tanto por lo que cuenta, bien lo sabéis, sino por lo que calla... Con él os dejamos.


«El inicio de la década estuvo marcado en gran medida por La Primera Guerra del Golfo. Tan pronto como se decidió que se expulsaría a los iraquíes de Kuwait por todos los medios que fueran necesarios, los políticos acudieron a la que consideraban una de sus herramientas más efectivas: los servicios M. 

Tradicionalmente, estas organizaciones siempre habían intentado mantenerse al margen de las guerras iniciados por sus supuestos patrones. En palabras de Zachary J. Palmer "War ain't no good for business". La razón era muy simple: las guerras suponían  quedar subordinados a poderes externos, bien fuesen políticos o puramente militares. La obediencia nunca fue el punto fuerte de estas organizaciones. Cuando los halcones ganaban la partida a las palomas y los ejércitos marchaban a la batalla, los servicios M respondían a la llamada con tan poco entusiasmo como fuera aceptable por sus gobiernos.

Esta vez iba a ser distinto y además iba a serlo de forma global. El C.D.F.C. recibió órdenes de responder a cuantas demandas pudiera hacer el Pentágono. Era factible escabullirse de muchas de ellas, pero no iba a poder evitar el despliegue de una parte importante de sus recursos en el Golfo.  Los demás servicios M de la OTAN se encontraron en la misma situación. Sólo pudo quedar al margen el JK57 en la nueva Alemania, y de ello procedió a beneficiarse sin reparos de ninguna clase —su estrategia de pesca en río revuelto profundizó aun más la brecha que le separaba de sus supuestos colegas europeos—. 

El agonizante Grupo de Kalinin y sus aliados también vieron cómo su independencia subterránea quedaba comprometida. El Kremlin, aun tan debilitado como estaba en esos días, seguía llevando las riendas y su deseo era que no se interfiriese mientras durase el conflicto. Los grandes beneficiados serían los Chinos. Su servicio M, la Senda Roja, aunque presionado por la necesidad de reprimir el descontento interno, pudo operar por todo el mundo con pocas limitaciones. Heracles estaba al acecho para hacerle frente, pero muchos eran los que en aquellos días todavía subestimaban el poder que venía de Oriente.

Los servicios M aliados enviaron una enorme cantidad de recursos al Golfo en apoyo de las operaciones militares. Sus mutantes fueron utilizados en todo tipo de misiones: elección de blancos, manipulación de mandos y políticos, búsqueda de lanzaderas de SCUDS e intoxicación informativa, por poner sólo unos pocos ejemplos. Era la primera vez que los M eran obligados a intervenir de forma tan intensa sobre un campo de batalla y los resultados fueron espectaculares. Heracles se mantuvo alerta, especialmente para impedir las muchas operaciones de reclutamiento que sus enemigos desarrollaban por toda la región del Golfo aprovechando la situación. Mientras duraron las hostilidades, las operaciones de la red de Kaufmann tras las líneas iraquíes fueron escasas, aunque han pasado a ser parte de la leyenda de la organización. 

Para el C.D.F.C. y sus aliados, la campaña tuvo beneficios adicionales. No sólo adquirieron una buena cantidad de experiencia táctica sino que la presencia de tantas tropas en los países de la región les permitió operar con mucha más libertad de la acostumbrada. 

Concluida la contienda, la situación cambió de manera radical. Mientras los servicios M retiraban a su personal de vuelta a sus bases, Heracles desató una ofensiva en toda regla. Incontables mutantes fueron liberados en aquellas semanas: si alguien mantenía alguna duda sobre su poder, ahora quedaba definitivamente despejada.»

Los años 90

Publicado el

sábado, 7 de diciembre de 2013

Etiquetas