Tuve la suerte en su momento, de participar hace tiempo como jurado para la edición de Cazatalentos de Ludotecnia, en el que entre otras grandes obras, pude dar su primer vistazo y votar a favor de Babylon, uno de los títulos de la colección Cliffhanger de la editorial. Grata sería la sorpresa de recibir a posterior la invitación de poder ilustrar este gran título, al que le tengo un especial cariño, por varios motivos.

No cabe destacar, que el primero de ellos sería la colaboración por primera vez con Ludotecnia, editorial con la que guardo muchos puntos de vista de cómo deben hacerse las cosas, esa es la verdad.

Pero bueno, como toda buena historia que se precie, todo comienza en un pasado no muy remoto, hace apenas unos meses, cuando con bastante tiempo por delante, los chicos de Ludotecnia, Jose Tellaetxe y Omar, me preguntaron que si querría embarcarme en el proyecto, algo que sin dudarlo un solo instante, me lancé de cabeza a darles un rotundo y conciso sí.

Era no sólo el momento de poder trabajar con ellos codo con codo, sino un motivo adicional para poder decantarme por otro estilo quizás no habitual en mi galería como ilustrador, o al menos lo que puede verse público en la misma.

Como cada vez que afronto un nuevo proyecto, encantado de poder hacer acopio de fuerza y ganas para sacar adelante (o al menos intentarlo) lo mejor de mí para la ocasión, comencé con mi estructura habitual de trabajo, trascendiendo desde un primer momento de revisionados del cine y series del género y la escucha obligatoria de música o BSO de las mismas de fondo. Es un momento que me encanta, puesto que ayuda en gran medida a meterte de lleno en circunstancias y situaciones; esos momentos de todos los metrajes que acaban por ahondar en tu cabeza y quedarse para el recuerdo, queriendo de un modo u otro plasmar una infinidad de cosas, que al final, sabes que tendrás que elegir entre unas y otras.

Casualidades de la vida, con el proyecto en ciernes y comenzando a trabajar en los primeros esbozos, una fatídica (y torpe, no nos engañemos) caída por mi parte, supuso un parón en mi producción, puesto que acabé haciendo polvo mi escafoides de la mano útil con la que dibujo, suponiendo un parón repentino en un plazo de largo, en principio amplio.

Pero bueno, por suerte y a posterior, con las fechas próximas a su momento de edición y envío a la editorial para cumplir plazos, logré deshacerme de ese fatídico impedimento (vale, quizás antes de lo que requería la lesión, pero esa es otra historia), y acabaría por meterme de lleno en el proceso de ilustración puro y duro. Además, el hecho de ser la totalidad de las ilustraciones interiores en blanco y negro, favorecían la rápida ejecución del proyecto, evitando así otro problema que pocos conocen, que es mi daltonismo, haciendo que las ilustraciones me resulten mucho más rápidas de realizar. En todos los dibujos a color, me baso por los porcentajes de color para sacar las tonalidades, algo muy gracioso cuando las personas de mi alrededor me preguntan que cómo soy capaz de dibujar, jajajaja. Pero bueno, todo esfuerzo tiene su recompensa.

Así pues me puse a afrontar el proyecto en la medida de lo posible, casi en un tiempo récord, en una semana o semana y media para las cinco ilustraciones interiores y la portada de Babylon. Quería darle un toque oscuro, un aire sombrío, como creo y considero que deben ser las prisiones, donde el juego de luces y sombras denotan esa sensación de soledad de cada individuo. Además, como algo habitual que suelo realizar en mis dibujos (o al menos, cuando se trata de un proyecto con varias ilustraciones), intenté darle un toque personal, distinto y a la vez propio; algo que a fin de cuentas denote mi implicación en el proyecto, y es por ello, que entre las ilustraciones que lo componen, en una de ellas puede apreciarse y salen representados tanto mi mujer y un buen amigo, como yo mismo, estando de este modo representados como posibles reos, gente normal que por uno u otro modo, puede acabar en un centro penitenciario.

Es así, como noche tras noche, desde la entrada de la tarde, como me gusta y me siento más cómodo para trabajar, afrontaría el proyecto, quedando muy contento con el resultado y estando plenamente arropado por los chicos de Ludotecnia, con los que estoy deseando volver a trabajar con ellos para otros proyectos.

Así que en definitiva, podría decirse que Babylon, y con ella Ludotecnia, se ha llevado una pequeña parte de mí en este título, algo de lo que estoy muy contento y orgulloso…!!!


José David Lanza Cebrián. San Quintín, 11 de diciembre de 2013.

David Lanza, confesiones de un convicto en Babylon

Publicado el

miércoles, 11 de diciembre de 2013