... algo tiene en la garganta. Son las 20:22 cuando me pongo a escribir esta entrada, haciendo escrupuloso caso de las órdenes dadas por los jefes de la cosa para momentos como éste en los que al parecer no hay qué comentar, nada reseñable que poneros en la boca, o sencillamente nada de nada sobre lo que hablar.

El archivo lo dice bien claro: «Instrucciones para cuando no hay esfuerzos ni sudores que vender», y a él me he remitido superadas las 20:00 horas de hoy viernes, franja horaria que nos fijamos como frontera insuperable en el último briefing que tuvimos ni recuerdo cuándo, para descubrir en un pis-pás que estaba absolutamente vacío.

Uno piensa a estas alturas de la película que cobra por hacer lo que le mandan y que no es quién para cuestionar las órdenes recibidas, cuando además, son tan meridianamente claras. Total, como acuñara el enemigo cuando fardaba de ser nuestro amigo: no nos entiende nadie porque somos crípticos hasta decir basta, aserto al que se han abonado incluso los que no saben decir sin malgastar siete párrafos bien nutridos de palabras...

En fin, que hoy no hay nada, hace un mes que dejamos de ser autocomplacientes y esa es precisamente la noticia de esta noche. Pero mañana nos leemos, seguro.

Gallo que no canta...

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viernes, 30 de diciembre de 2011

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